El liderazgo emocional es como el agua

Cuando observamos el agua podemos distinguir como penetra en los espacios más mínimos, surca las estructuras sólidas y arrasa con su fuerza, majestuosas construcciones.

Yo relaciono esta fuerza del agua con el liderazgo emocional, que sé que muchas personas lo desestiman porque le dan más valor al coeficiente intelectual, al conocimiento aprendido, y a los logros alcanzados con ese conocimiento. Si bien es cierto que el conocimiento y los resultados obtenidos son de gran valor, es también cierto que es limitado y que el manejo adecuado de las competencias emocionales permite apalancar ese conocimiento y el potencial individual.

La/el profesional que con méritos ha alcanzado una excelente competencia técnica, y desea crear una carrera de éxito requiere tener liderazgo emocional. La/el profesional con liderazgo emocional se abre a la diversidad de ideas, escucha con atención a quienes oponen sus propuestas, reconoce las ideas que son mejores, acepta modificar su propuesta original y llega a acuerdos más amplios, útiles y rentables.

La/el profesional con liderazgo emocional siempre da la cara, es confiable y aun cuando los resultados sean diferentes a lo que espera, su fuerza y claridad emocional le llevan a terminar con la frente en alto.

El liderazgo emocional es fundamental para las relaciones interpersonales en todos los ámbitos de la vida y especialmente en los negocios.


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